Roberto Escobedo Graham

Ojo de Agua, México

El 7 de junio del 2019 supe que padecía la condición de Parkinson, un mal degenerativo, progresivo y sin cura. Parecía que mi nave había encallado y que se hundiría inevitablemente. Mi decisión tras el diagnóstico, fruto de una profunda fe en Dios, fue agarrar al toro por los cuernos: tratar de adaptarme para buscar una vida digna y feliz, sobre la base de que se puede vivir bien con Parkinson sin que parezca una lucha contra un enemigo

Durante la pandemia, a través de las redes sociales y las nuevas plataformas digitales de comunicación, conocí personas maravillosas a quienes el Parkinson había transformado en seres alados como pájaros, libres por decisión. En esta comunidad he aprendido el valor de la solidaridad que se ofrece con una sonrisa, el alivio de escuchar: “No estás solo, aquí estamos para ti, ya no eres sólo tú, somos nosotros”. Y así encontré mi propósito: servir, regresar algo a cambio de todo lo recibido. Esta neurona solitaria que era antes, por fin había encontrado conexión.

Vivir bien con Parkinson es aceptar que nuestra vida ha cambiado, pero no ha terminado. Es saberse adaptar a nuevas condiciones, y descubrir asombrado qué tan lejos puede llegar nuestro espíritu y nuestro ingenio. Es mostrarnos ante los demás como seres dignos de todo respeto, mostrándonos abiertamente como somos, sin preocuparnos por lo qué dirán los demás y es extender la mano para ayudar a quienes lo necesitan.

Comparto con la Davis Phinney Foundation su filosofía humanista de profunda empatía y comprensión para las personas con Parkinson. Personas para las que, a veces, abrocharse un botón, sostener un cubierto, o dar un paso, es una pequeña victoria cotidiana: y cada victoria cuenta™.

Me convertí en Embajador Líder por la oportunidad de contar con una plataforma que me permita servir a más compañeros con esta condición, orientar y aprender, llevar el mensaje de que el Parkinson, que aparentemente inmoviliza, en realidad nos puede poner en movimiento.

Me encanta la jardinería, la ópera, experimentar con la tecnología, leer y pintar entre muchas cosas más.

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